Hacía ya unos cuantos años que no salía a buscar, identificar y fotografiar setas. Después de dos o tres años de intensas salidas, perdí un poco el interés (me pasa con todo, qué le vamos a hacer, va en mi caracter). Pero aprovechando que el fin de semana pasado hizo buen tiempo en Galicia, agarré la cámara, el cuaderno de campo y salí a sacar fotos y a tomar notas, y la verdad es que disfruté de lo lindo otra vez. Para sacar las fotos empleé una Canon PowerShot SX20 IS (de tipo bridge) con pantalla articulada, que facilita mucho la composición y el visionado cuando disparas casi a ras del suelo. Como la calidad de imagen de estas cámaras no es especialmente notable en cuanto subes un poco la sensibilidad, disparé siempre a 80 ISO para obtener la mejor calidad posible. Para evitar trepidaciones empleé un trípode. Al tener éste cabezal basculante puedo colocar la cámara al nivel de la seta con mucha facilidad. Aquí os muestro las fotos que me han gustado más.
Estas dos setas crecían sobre una piña en el suelo. Para lograr esta perspectiva, apunté con la cámara al cielo y sujeté la piña con la mano delante del objetivo. La composición recuerda al triánculo aureo
Tras sacar varias fotos de estas Pleurotus ostreatus que crecen sobre un tronco que al caer quedó colgando descubrí este punto de vista que me pareció el más interesante. Está tomada a 28mm para realzar la perspectiva.
Al ajustar manualmente el balance de blancos para la seta (que estaba en la sombra), el muro de piedra y las hierbas del fondo, iluminadas por el sol, aparecen con un atractivo tono dorado. De haber utilizado el balance de blancos predeterminado para luz de día, el fondo habría salido con un color mas natural y la seta más azulada y menos real. El resultado habría sido mucho menos interesante.
En este caso, tras sacar un par de fotos de las setas en formato vertical y llenando el encuadre, aproveché el erizo y las castañas de la izquierda para añadir un toque de color y fotografiarlas en horizontal.
Para los que estéis pensando en hacer un estanque y queréis
ideas o para quienes simplemente disfruteis mirándolos, os subo
una serie de fotografías de estanques que me he ido encontrando durante mis
viajes. Algunos son estanques de pequeños jardines y de particulares, otros son
grandes estanques de los parques de algunas ciudades.
Estos son estanques pequeños, casi todos situados en jardines privados.
Estanque en una casa de Boiro
Estanque de los jardines de un balneario de Palas de Rey
Este es el estanque de un amigo. Está hecho de cemento y tiene un sistema para mantener
el nivel del agua como el de las cisternas de los cuartos de baño.
Otro joven estanque de un jardín privado
Las siguientes fotos pertenecen a los estanques del parque de Castrelos, en Vigo:
En esta ocasión me acerqué a la Ría de Ortigueira. Hace unos años había pasado por aquí y me pareció bonita e interesante para el observador de aves. Necesité dos días para recorrerla desde el pueblo de Espasante hasta el Cabo de Ortegal, aunque podría recorrerse en un día si se madruga (cosa que yo no hice). En ambas ocasiones conté con unos días soleados y tibios magníficos a pesar de estar en el mes de enero y con bajamar al mediodía. Para recorrerla seguí buena parte de los consejos y la ruta propuesta en el libro “Donde observar aves en España” de la SEO.
Observatorio de aves sobre la ría
La ruta comienza en Espasante, un pequeño pueblo pesquero (N: 43º 43’ 21’’; W: 7º 48’ 45’’). Desde el espigón del puerto hay una vista magnífica de la entrada de la ría y del mar rompiendo contra las rocas. Durante el relajado paseo por la playa acompañado de un amigo pude ver gaviotas argenteas acompañadas por una garza real. También correlimos y algún chorlitejo grande correteando por la arena.
Desde aquí nos dirigimos a la población de Ladrido, que da nombre a una de las rías, y bajamos hasta el pequeño embarcadero (N: 43º 42’ 03’’; W: 7º 29’ 24’’). Este, en principio es un buen lugar para la observación, se domina buena parte de la ría desde la orilla, y según la guía pueden observarse limícolas durante la bajamar y concentraciones de aves en posaderos durante la pleamar. Yo sólo pude ver alguna garza real y una garceta, así que no me detuve mucho tiempo en este punto.
La playa de Morouzos-Cabalar es, probablemente, la mejor de la ría, tiene unos 5km y un brazo de arena se adentra en la ría de Ladrido. Junto al campo de fútbol hay un aparcamiento para dejar el coche (N: 43º 41’ 56’’; W: 7º 50’ 55’’). Podemos realizar un paseo circular recorriendo la zona dunar y la playa:
Caminando por la playa con el telescopio a cuestas
Por el lateral derecho del campo de fútbol hay una esplanada de la que sale, poco visible y cubierto por la hierba, un camino que nos lleva al primero de los observatorios ornitológicos que hay en esta playa. Es de madera y se encuentra en buen estado. Desde aquí se domina una amplia panorámica de la ría de Ladrido. Veo grupos de gaviotas posadas sobre la arena que deja la marea baja, también alguna garceta y zarapitos reales.
Ostreros
Poco antes de llegar al observatorio, sale, en dirección a la playa, otro sendero delimitado por cuñas de madera que nos acerca, entre las dunas y bordeando la ensenada, al siguiente observatorio. A éste la faltan algunas tablas, pero aún está operativo. No obstante, con la marea tan baja las aves quedan muy lejos. Podemos seguir rodeando el brazo de mar que se adentra en la ría y regresar recorriendo la playa. A la altura de la caseta de la Cruz roja, encontramos un camino de madera que, adentrandose en un pinar muy bonito, nos lleva hasta la carretera adoquinada que, a mano izquierda, se introduce en el aparcamiento del campo de fútbol, donde dejamos el coche.
No vamos a dejar la playa todavía. En la rotonda continuaremos por la derecha hasta encontrar, no muy lejos, un desvío de tierra que nos lleva a una pequeña explanada donde dejar el coche (N: 43º 41’ 58’’; W: 7º 51’ 39’’). De aquí sale un sendero de madera que nos acerca al pinar por donde pasamos antes. Por otra parte, el primer desvío a la derecha nos lleva a la laguna de San Martiño, probablemente más interesante en primavera, cuando se llene de anfibios. Desde esta zona también se domina una buena panorámica de la marisma y me encuentro con varios ejemplares de gaviotas reidoras. Continuando por la orilla en dirección a la playa, descubro una bandada de aves con especies como la gaviota argentea, ostreros, y correlimos entre otras.
Desde aquí me dirijo al puerto de Ortigueira (N: 43º 40’ 57’’; W: 7º 51’ 16’’). Con la marea baja es otro lugar magnifico para observar aves y, por el momento, el mejor lugar que he encontrado en la ría para practicar digiscoping. Me encuentro con garzas, garcetas, gaviotas, cormoranes, ostreros, zarapitos… Una chica me comenta que es muy frecuente ver nutrias por aquí y que en la esquina del último espigón se concentran siempre los archibebes. No vi a la nutria, pero los archibebes no tardaron mucho en llegar y ponerse a tiro de las cámaras de fotos y de video sin ningún pudor.
Espasante
Después de comer dejo el puerto y salgo de Ortigueira por la AC-802. Inmediatamente después de la gasolinera hay un lugar elevado sobre la ría donde se domina la ensenada de Cuiña (N: 43º 40’ 41’’; W: 7º 50’ 46’’). Se puede aparcar sin problemas. Desde aquí veo las primeras anátidas de la jornada: ánades reales y una especie que me pareció el ánade solbón. Más a lo lejos se ven grandes grupos de especímenes, pero ahora tengo el sol de frente y no los veo bien.
Siguiendo los consejos de la chica del puerto voy en busca del molino de mareas. Continuo por la AC-802 dejando Ortigueira, y enseguida veo una señal que indica que el molino queda hacia la derecha. La carretera es estrecha y está en obras, con un socavón tremendo, así que dejo el coche y continuo andando. Desde el molino de mareas también se tiene una amplia vista de la ensenada de Cuiña, localizo gaviotas reidoras, cercetas y numerosos ánades rabudos. Probablemente no he elegido la mejor manera de llegar aquí, puesto que me he encontrado con una pareja de ornitólogos que llegaron con su coche hasta el molino.
La tarde se me hecha encima, así que no me entretengo mucho, me despido y continúo ahora en dirección a Cariño y el cabo de Ortegal.
Me detengo frete al complejo hotelero “La Ría”. Hay un lugar amplio para aparcar y se domina la ensenada de Mera desde bastante altitud. Muy buena vista. Veo garzas, cercetas, ánades reales y algunas limícolas que no consigo identificar.
Embarcadero de Ladrido
No me detengo mucho tiempo. El siguiente punto de observación (N: 43º 40’ 47’’ W: 7º 52’ 16’’) se encuentra al final de la AC-6120, carretera que termina al borde del mar en una zona de amarre de barcas, frente al puerto de Ortigueira. Hay buena vista, pero probablemente no es un buen lugar porque las embarcaciones pasan relativamente cerca.
Más interesante parece el siguiente punto. Desde la AC-1052 me desvíe a la derecha oruna carretera que no viene en el GPS en este punto N: 43º 41’ 28’’ W: 7º 53’ 28’’. La carretera es muy estrecha. Un buen tramo de la carretera discurre pegado a la ensenada de Esteiro, pero no hay donde dejar el coche. Lo mejor es aparcar en la AC-1052 antes del desvío y recorrer a pie los 200m. que nos separan de la ensenada. Yo llegué con la marea alta, pero parece un magnífico lugar para observar aves durante la bajamar. Si continuamos con el coche, la carretera termina en el extremo de la península, con un lugar para aparcar o dar la vuelta.
Para llegar al siguiente punto (N: 43º 42’ 40’’; W: 7º 51’ 47’’) nos desviamos a la derecha antes de llegar a Cariño para dirigirnos a la playa de Figueiras. La carretera termina al borde del mar, en la entrada de la ensenada de Caleira, otro buen lugar para la observación de aves.
Desde aquí sólo me resta alcanzar el final de mi camino en el faro del cabo de Ortegal (N: 43º 46’ 15’’; W: 7º 52’ 10’’). Al entrar en Cariño hay que seguir las indicaciones. Llego al Cabo de Ortegal casi oscureciendo. Los acantilados son impresionantes, y parece que dos parejas opinan que también son muy románticos. Me como unas galletas con mermelada de naranja mientras observo los immensos peñascos que rompen la costa y el mar se estrella contra ellos. La noche va cayendo aunque sólo son las seis y media, pero no importa. Ha sido un día pleno de satisfacciones.
Finales del otoño e invierno, particularmente entre noviembre y febrero, es la mejor época para observar aves acuáticas, pues llegan a la península las aves procedentes del norte de Europa para pasar aquí los meses más fríos.
La laguna de Cospeito es el humedal más próximo a mi domicilio, así que es a donde me dirijo con más frecuencia a observar este tipo de aves. También me permite controlar su llegada, y no meterme varios centenares de kilómetros en busca de otro humedal y descubrir que la mayoría de los invernantes no han llegado.
Vista de uno de los observatorios sobre la laguna de Cospeito
La capitalidad del ayuntamiento de Cospeito es Feira do Monte. La laguna está casi pegada a dicho pueblo. Si llegamos desde Lugo, atravesaremos el pueblo y, antes de la gasolinera, tomaremos la calle que nos sale a la izquierda haciendo una curva muy cerrada. La primera calle a la derecha ya tiene una indicación a la laguna, sólo hay que seguir el resto de indicaciones.
La laguna de Cospeito tiene unas 6 ha recuperadas del total de las 70 ha con que contaba en los años 60, antes de que la desecaran. Está circundada por un camino peatonal en el que se levantan 5 observatorios, no todos útiles, ya que la vegetación ha crecido mucho, y se ve que las autoridades responsables prefieren que se inutilicen antes que cortar las ramas de los árboles que los cubren.
Este es el observatorio situado al lado del aula de la naturaleza
Hay sitio para aparcar frente al aula de la naturaleza, también hay aquí servicios para autocaravanas. Este aula no tiene gran cosa, pero cuenta con un cuarto de baño por si nos da un apretón. Eso sí, el baño lleva meses sin luz. Aquí tenemos también el primer observatorio, de piedra y elevado sobre un montículo. Está un poco alejado de la laguna, pero permite una observación general. Para llegar a los demás, lo mejor es seguir el sendero por detrás del aula de la naturaleza.
El siguiente observatorio es de madera y está elevado. Nos ofrece una buena panorámica de la laguna y las aves se pueden ver muy bien con ayuda de un telescopio.
El tercer observatorio es de piedra y está situado en la misma orilla de la laguna. Es un buen lugar para la observación de cerca y para practicar digiscoping si los responsables del mantenimiento de la laguna se han molestado en cortar las ramas de los arbustos que crecen delante. No suelen ser muy generosos, pero este año no es de los peores. El sendero por el que accedemos a este observatorio discurre pegado a la laguna y, aunque hay muchos arbustos rodeando el camino, las aves nos ven al pasar, y las más próximas levantan el vuelo. Esto no suele ser un gran problema, pero si queremos evitarlo podemos rodear la laguna en el otro sentido (camino más largo) o entrar en el observatorio antes del amanecer.
El cuarto observatorio es una caseta de madera elevada como el segundo. Está un poco alejado de la laguna. Ofrece una amplia panorámica, pero la vegetación que crece pegada a la laguna limita cada vez más la visión.
Al quinto y último observatorio, también de madera y elevado, se lo comen las ramas y no sirve para nada.
Ansioso por comenzar a observar aves acuáticas, me acerqué a la laguna el 1 de noviembre pasado. Fue un poco decepcionante. Había muchísimas aves, pero no vi otra cosa que no fueran ánades reales. Supuse que este otoño veraniego que hemos tenido retrasará la llegada de las aves invernantes.
Ayer, 12 de noviembre, regresé a ver cómo iba la cosa y hubo más suerte. Además de los ánades reales también se dejaron ver algunas fochas comunes, que debía de estar muy escondidas en la anterior ocasión, y las primeras aves invernantes en pequeño número: porrón moñudo, cerceta común, pato cuchara y un ánade friso poco antes de regresar.
Si os acercaís a Cospeito, son muchas más las aves que podéis ver en la laguna, seguramente aumentarán conforme se acerque el invierno. Otras especies comunes son zampullín chico, polla de agua, garza real, ánade silbón, porrón común, ánade rabudo, rascón, zarapito real, martín pescador, cormorán...
Como saben los aficionados a la fotografía de animales en general y de aves en particular, los escondites o hides específicos para esta disciplina son bastante caros. Cuestan más de 300 euros los hides tradicionales con forma de iglú y de calidad, aunque recientemente ha salido un modelo de Sealth Wildlife que se queda en los 200 euros y tiene muy buena pinta aunque es bastante grande.
Hide fotográfico de la marca Stealth Wildlife
Muchos aficionados optaban por improvisar sus propios hides, por ejemplo como os hemos mostrado en http://www.vivelanaturaleza.com/Bricolaje/hide.php; si bien, navegando por la web podéis ver que hay tantos tipos de hides improvisados como aficionados a la fotografía de aves.
La otra alternativa era emplear aguardos de caza, que son más baratos. El aguardo de caza tradicional es un prisma rectangular. Carece de techo, por lo cual hay que cubrirlo con algo, y tampoco está preparado para la fotografía, así que hay que cortar la tela para hacer un agujero por donde sacar el objetivo y ver lo que sucede en el exterior y cubrirlo con una red mimética. Muchos fotógrafos lo han utilizado con buenos resultados.
Aguardo de caza típico
Tras la aparición de las primeras tiendas de campaña con flejes de acero, a alguien se le ocurrió usar este sistema también en los aguardos de caza. Probablemente el más conocido en su día y el más presente en la red fue el hide de Decathlon. Me parece que ya está descatalogado, pero podéis verlo aquí. Creo que tuvo bastante éxito entre algunos fotógrafos –al menos de ventas- , no obstante a mí nunca terminó de convencerme. Lo primero, el color mimético, que más que camuflar cantaba a gritos al colocarlo en el campo; la tela también era muy fina, y, con el sol de espaldas, tu sombra se proyectaría en el frente y cualquier movimiento tuyo en el interior sería advertido por los animales; por otra parte, las ventanas eran enormes, innecesariamente grandes para un hide fotográfico y nada prácticas; también su tamaño general es bastante grande, sobre todo una vez que le ponemos el techo, y cuanto más grande, más visible para los animales. También es cierto que estos inconvenientes se podían solucionar echando mano de redes miméticas, telas opacantes u otros sistemas caseros, quitándole el techo y camuflándolo bien, pero era un trabajo añadido que iba en contra de la portabilidad y rapidez de instalación del hide, y que personalmente prefería evitar.
Hace tiempo que quiero adquirir un hide comercial para poder instalarlo y desinstalarlo rápidamente en cualquier parte (ventaja de la que suelen carecer los hides domésticos), aunque no terminaba de decidirme por ningún modelo. Pero recientemente encontré en la sección de caza de Ebay, tres modelos de los cuales dos me parecieron muy interesantes. En cierto modo era una compra arriesgada: el vendedor no admitía devoluciones y, aunque la descripción era bastante detallada, no sabía si me iba a encontrar con inconvenientes parecidos a los del hide de Decathlón. Pero como la puja partía de 1,99 euros, pujé. Tuve la suerte de que no había muchas personas interesadas y pagué por los dos hides, incluidos los gastos de envío, menos de lo que costaba uno sólo sin gastos (en torno a los 100€). Ahora solo quedaba esperar a recibirlos y comprobar cómo son de apropiados para la fotografía.
Pues bien, recibí una grata sorpresa.
Aquí podéis ver los dos modelos antes de montarlos. Son de la marca Wilder Store. Ambas fundas llevan correas para poder transportarlos a la espalda como si fueran mochilas, traen sendas bolsas de piquetas e instrucciones de montaje (en inglés), y el grande (el de la bolsa circular, más pequeña), además, dos varillas para el techo.
El grande recuerda por sus formas al hide de Decathlón, pero sin su techo aparatoso, el cual ya va incorporado. Una vez abierto (se abre como una centella) este es el aspecto que tiene.
Puesto de pie ya podría servir. Dispone de una puerta de acceso en la parte posterior, tres grandes ventanales en los laterales con sendas ventanas de menor tamaño. También presenta dos pequeñas ventanitas en la parte frontal de las cuales ignoro la utilidad… Se me acaba de ocurrir que por ellas podría sacar un micrófono direccional cuando grabe vídeo.
También podemos colocar en el interior las varillas que trae para el techo, esto siempre antes de fijarlo al suelo con las piquetas. Las varillas dan solidez al conjunto y, como es muy ligero, nos permiten levantarlo y cambiarlo de sitio con facilidad sin que se deforme.
Es grande, aunque no exagerado: sin el techo es un cubo de 1,4 x 1,4 x 1,4m; al ponerle las varillas al techo crece unos 30cm más. El color del camuflaje es mejor que el de Decatlón. Por otra parte, si quieres fotografiar con un amigo cabréis los dos perfectamente.
El interior viene plastificado en negro, lo cual significa que es IMPERMEABLE –al menos en teoría- Y OPACO, lo primero muy útil y lo segundo esencial en un buen hide fotográfico. ¿Por qué digo impermeable en teoría? Porque aunque efectivamente la cubierta está plastificada, todos los visibles agujeritos de las costuras son goteras potenciales.
Respecto a los ventanales, como ya comenté dispone de los mismos grandes ventanales que el hide de Decathlon, pero en el centro de estos cuenta con unas ventanas más pequeñas muy adecuadas para sacar el objetivo y observar a los animales. Estas ventanas tienen una red mimética sujeta con velcro, de forma que se puede desprender en su parte inferior para sacar el objetivo y mantener en su sitio la parte superior para que no se nos vea. La red mimética está por encima de la cremallera, eso significa que para abrir la ventana tendremos que separar primero el velcro, bastante ruidoso.
La red mimética, es bastante fina, y si acercamos nuestra cara a más de una cuarta y media se nos verá desde el exterior. Lo más adecuado es añadir otra red mimética más densa sobre ésta. Podemos abrir un poco la cremallera del ventanal grande sobre el pequeño y colgar la red mimética de la ranura; o bien colocar las redes de los otros ventanales en el interior sujetándolas a la parte superior del velcro que habremos despegado al efecto.
En cuanto al plegado, no presenta dificultades en cuanto le coges el truco. Mientras no se lo coges es sencillamente imposible. Este video del hide de Decatlhon puede ser de ayuda.
El otro modelo incluye una cómoda silla, y a pesar de ello viene todo en una pieza y se monta y desmonta con facilidad. Por cierto, este modelo también estaba disponible con dos sillas ¡y con dos sillas y una mesa! Es curioso, aunque perderán la ventaja de su tamaño comedido.
Al sacarlo de su funda y liberarlo de la correa que lo sujeta, la silla se despliega sola y los tres flejes de la cubierta quedan en la parte de atrás.
Estos flejes, al llevarlos hacia delante, cubren la silla conformando el escondite. Conviene colocar las dos piquetas posteriores y las centrales para que la tela no se agite continuamente al viento.
El fotógrafo se sienta entonces en la silla con su trípode y su cámara, lleva los flejes hacia adelante y queda dentro del hide. Es importante, aunque nada cómodo, colocar ahora la piqueta de la parte frontal, ya que de lo contrario, la tela tendría el efecto de una falda agitada por el viento y mostraría nuestras piernas revelando nuestra presencia en el interior.
Cuenta con un gran ventanal frontal, de escasa o nula utilidad para un fotógrafo, en cuyo centro tiene una pequeña ventana con las mismas características que las del hide grande, es decir, apropiadas para sacar el objetivo de la cámara. Tiene además dos ventanales por cada lateral, también con red mimética sujeta con velcro y cubierta opaca con cremallera. En este aguardo, la red mimética está por delante del cierre con cremallera, por tanto no hay que despegar el velcro para abrir la ventana, aunque sí para poder sacar el objetivo, lógicamente. El sistema es mucho mejor, pues nos permite abrir un ventanal lateral sin hacer ruido.
La tela de este aguardo, especialmente por delante, me ha parecido escasa, le faltan 7 u 8 centímetros para llegar al suelo, aunque los pies quedarán bien escondidos en el interior, al menos hasta que tras varias horas de espera ya no sepamos como sentarnos y comencemos a estirar las piernas. Por otra parte, la ventana por donde sacamos el objetivo de la cámara está muy alta para fotografiar a gusto con mi 1,70 de estatura, tendría que poner un cojín… o dos en el asiento para poder desenvolverme con comodidad. Una persona más alta probablemente no tendría este problema, pero los bajitos… El plegado es sencillo y no encierra ningún problema.
Visto todo esto me parecen dos hides de lo más recomendables en cuanto a su relación calidad-eficacia-precio. Cierto que ambos tienen pegas. Podrían mejorarse reduciendo un poco el tamaño del grande, haciendo más densa la red mimética de los ventanales para garantizar nuestra total invisibilidad en el interior o, puestos a pedir, con unas mangas de camuflaje para los objetivos. Pero no debemos olvidar que estamos hablando de aguardos de caza y no de hides fotográficos. Y, por unos 100 -130 euros dispondremos de un escondite portátil que podremos montar y preparar para sacar fotos en 5 minutos sin preocuparnos de nada mas.
Estos modelos podéis encontrarlos en la sección de caza de ebay, aunque no sé durante cuanto tiempo; también los he visto en la web de la Armería Álvarez https://www.a-alvarez.com, en este caso, el grande con un patrón de camuflaje más atractivo; el modelo con la silla está disponible en http://www.weboryx.com. Seguro que los hay en otras tiendas pero, ante la duda, preguntad antes de adquirirlos si la tela es opaca y si los ventanales tienen redes miméticas.